Un puente dental es un aparato fijo (no removible) y es una excelente manera de reemplazar los dientes perdidos.
Existen varios tipos de puentes. Usted y su dentista discutirán las mejores opciones para su caso particular. El “puente tradicional” es el tipo más popular y suele estar hecho de porcelana fundida sobre metal. Este tipo de puente consta de dos coronas que se colocan sobre dos dientes de anclaje (dientes pilares) y se unen a pónticos (dientes artificiales), llenando el espacio creado por uno o más dientes faltantes.

Razones para un puente fijo:
- Rellene el espacio de los dientes que faltan.
- Mantener la forma del rostro.
- Evita que los dientes restantes se desplacen de su posición.
- Recuperar la capacidad de masticar y hablar.
- Recupera tu sonrisa.
- Cambie su dentadura parcial removible por un aparato dental permanente.
¿En qué consiste la colocación de un puente fijo?
Para colocar un puente suelen ser necesarias dos o más visitas. Mientras los dientes están anestesiados, se preparan los dos dientes de anclaje eliminando una parte del esmalte para poder colocar una corona. A continuación, se toma una impresión (molde) de gran precisión que se envía a un laboratorio dental donde se fabrica el puente. Además, se fabrica un puente provisional que se llevará durante varias semanas hasta la siguiente cita.
En la segunda visita, se revisará, ajustará y cementará cuidadosamente su puente permanente para lograr un ajuste adecuado. En ocasiones, su dentista puede cementar el puente solo de manera temporal, para dar tiempo a que sus dientes y tejidos se acostumbren al nuevo puente. El nuevo puente se cementará de manera permanente más adelante.
Al finalizar el procedimiento, se le proporcionarán instrucciones para el cuidado. Un cepillado adecuado, el uso de hilo dental y visitas regulares al dentista contribuirán a prolongar la vida útil de su nuevo puente permanente.